Donald Trump ha pasado de prometer no intervenir militarmente a advertir que los días del régimen de Maduro están contados. Mientras los progresistas claman por «imperialismo yanqui», la verdad es que esta escalada representa una defensa firme de la democracia en América Latina, respaldada por la líder opositora María Corina Machado, quien se reunió recientemente con altos funcionarios estadounidenses. Y para añadir drama, la dimisión del almirante Alvin Holsey, comandante del Comando Sur, expone las divisiones internas en el Pentágono ante una política exterior audaz.
Recordemos el contexto: al inicio de su mandato, Trump enfatizó en varias declaraciones que evitaría operaciones militares innecesarias en el extranjero, priorizando «América Primero». Por ejemplo, en una entrevista reciente en el programa 60 Minutes de la CBS, el presidente afirmó que no buscaría aventuras bélicas, enfocándose en la seguridad interna de EE.UU y dijo «Lo dudo. No lo creo. Pero nos han tratado muy mal». Sin embargo, la realidad del narcoterrorismo venezolano lo obligó a endurecer su postura. En una rueda de prensa, Trump lanzó una advertencia clara: «Sus días están contados», refiriéndose al régimen de Maduro y sus aliados en el tráfico de drogas, como los carteles que inundan EE.UU. con fentanilo. Esta frase, que evoca sus discursos contra ISIS en 2016, no es mera retórica: el Pentágono ya confirmó operaciones encubiertas de la CIA dentro de Venezuela, incluyendo ataques a barcos sospechosos de narcotráfico en aguas internacionales. «Esto no es sobre invadir, sino sobre cortar el flujo de veneno que mata a miles de estadounidenses», argumentan fuentes cercanas a la Casa Blanca. Pero los críticos, lo ven como un pretexto para un cambio de régimen por el petróleo venezolano. ¿Y si tienen razón? Venezuela tiene reservas masivas, y ExxonMobil ya sueña con explotarlas sin Maduro en el poder.
En este tablero geopolítico, María Corina Machado emerge como la heroína indiscutible. La líder opositora venezolana, ganadora del Premio Nobel de la Paz 2025, no solo se reunió con funcionarios estadounidenses en Washington –incluyendo posiblemente a miembros del equipo de Trump– sino que dedicó su galardón al presidente norteamericano por su «apoyo decisivo». «Este reconocimiento es un impulso para concluir nuestra tarea: conquistar la libertad», declaró Machado, quien desde su exilio forzado ha llamado abiertamente a acciones más firmes contra Maduro, incluyendo posibles strikes militares. ¿Traición o patriotismo? Para los chavistas, Machado es una «vendepatria»; para nosotros, una guerrera que expone la hipocresía de un régimen que roba elecciones y reprime a su pueblo.
Y luego está la dimisión de Alvin Holsey, quien renunció como jefe del Comando Sur apenas un año en el cargo. Fuentes militares revelan que su salida se debe a su oposición a las operaciones contra barcos venezolanos, que él califica de «riesgo para vidas inocentes». En una carta filtrada, Holsey escribió: «No puedo, en buena conciencia, autorizar órdenes que arriesguen vidas inocentes». Medios lo pintan como un acto de principios, pero esto huele a debilidad en un momento crucial. ¿Por qué dimitir cuando Trump está combatiendo el narcoterrorismo? Esto solo fortalece la narrativa de que el Pentágono necesita purga de elementos reacios a actuar con firmeza.
Recordemos que Maduro ofreció ceder recursos a EE.UU. a cambio de impunidad, mientras reprime a opositores y alía con potencias antioccidentales. Machado apuesta por Trump para presionar a Maduro, y algunos critican esto como «neocolonialismo», pero ¿no es peor dejar a Venezuela en manos de un dictador? El G7 condena la represión venezolana, llamando a restaurar la democracia –un eco de la postura trumpista. ¿Cuál será el siguiente paso de Trump?