Los 100.000 hijos de San Luis

Escrito el 20/11/2025
Equipo NE

La Comisión Europea ha lanzado una propuesta que permitiría a los ejércitos transitar libremente por los territorios de los Estados miembros de la UE en caso de conflicto, eliminando trámites burocráticos que, según Bruselas, ralentizan la respuesta militar. Este ‘Schengen militar’ no es más que un asalto velado a la independencia nacional, disfrazado de medida defensiva contra amenazas externas como Rusia. Pero, ¿Quién garantiza que no se use para sofocar disidencias internas o imponer agendas centralistas desde Bruselas? El titular con nuestra referencia a «Los 100.000 hijos de San Luis» –aquella invasión francesa de 1823 que restauró el absolutismo en España–, no podría ser más profético: estamos ante un potencial retorno a las intervenciones armadas en suelo soberano, ahora bajo el manto de la integración europea.

La propuesta, presentada ayer, busca crear un «espacio Schengen militar» para finales de 2027, permitiendo que tropas y equipos se desplacen en días en lugar de semanas. Según el comisario de Transporte, Apostolos Tzitzikostas, «Europa se está preparando para la paz, pero si queremos la paz, primero debemos estar preparados para la guerra». Esta retórica belicista, que multiplica por diez el presupuesto para infraestructuras de uso dual –alcanzando los 17.650 millones de euros–, incluye mecanismos de emergencia que reducirían los plazos de autorización a solo tres días en tiempos de paz y seis horas en crisis. ¿Acaso no es esto una receta para el abuso de poder? Imaginen tropas alemanas cruzando España o fuerzas francesas en Italia sin apenas notificación, todo bajo el pretexto de una «amenaza» definida por burócratas no elegidos.

Pero vayamos más allá del anuncio oficial y confrontemos esta iniciativa con perspectivas críticas que cuestionan su verdadero propósito. Fuentes destacan que el plan busca facilitar el movimiento de tanques y tropas a través de la zona sin fronteras de la UE, creando un ‘Schengen militar’ para responder a guerras con Rusia. Sin embargo, esto ignora el riesgo de erosión soberana. Algunos países requieren hasta 45 días de aviso previo para permitir el tránsito de equipo militar, un obstáculo que Bruselas quiere eliminar. ¿Por qué tanta prisa? Porque, esta aceleración no fortalece la defensa colectiva; al contrario, centraliza el control en manos de la élite de Bruselas, debilitando a naciones como España, que ya han sufrido intervenciones extranjeras en su historia.

Lo que estamos viendo con esta propuesta es un paso hacia un superestado autoritario. Se menciona un sistema de emergencia para transportes militares transfronterizos, con pooling de capacidades logísticas entre miembros. Pero esto huele a pérdida de autonomía. Los Estados tendrían solo tres días para aprobar tránsitos en tiempos de paz, reduciéndose a horas en emergencias, lo que podría usarse para imponer agendas supranacionales. Aquí radica el conflicto: ¿defensa común o control centralizado? Tenemos que defender el principio de soberanía nacional que es el baluarte contra el federalismo opresivo.

Este plan no solo invoca el espectro de invasiones pasadas, sino que prepara el terreno para un futuro donde Bruselas dicte movimientos militares, potencialmente contra gobiernos nacionales que desafíen su ortodoxia. La UE no necesita más centralización; necesita respeto por las naciones que la componen. Si no se frena, este ‘Schengen militar’ podría ser el preludio de un nuevo orden europeo donde la libertad se sacrifica en el altar de la supuesta seguridad.