¡En Cuba no hay un Pandemia… Cuba sufre una Sindemia!

Escrito el 01/12/2025
Arturo de Armas

El conocido doctor y activista cubano Dr. Lucio Enríquez Rodríguez nos ofrece una entrevista para definir la actual y grave situación de salud que enfrentan los cubanos.

La semana pasada vi un post en la red social de Facebook donde el Dr. Lucio Enrique Nodarse publicaba las siguientes declaraciones a raíz de las múltiples y graves arbovirosis que están atacando a la población cubana:

…“¡El Chikungunya si mata! … La tasa de mortalidad está descrita y estudiada en epidemias de otros países, y es de 0,1%.  Es decir: de cada mil enfermos, uno muere.

Ahora hagan este cálculo conmigo: Si en Cuba enferman 8 millones de personas –porque no hay control posible de la arbovirosis, entonces 8.000 morirán.

¿No les parece escalofriante ese número?

Pero aquí viene lo peor: En Cuba NO hay una epidemia. En Cuba hay una SINDEMIA. Es decir, varias epidemias simultáneas en la misma población, debilitada y sin un sistema sanitario funcional. ¿Consecuencia? … ¡La mortalidad se dispara!

El sistema inmune del cubano promedio no estaba preparado para este embate de enfermedades. La nutrición es mala, el estrés es crónico, y no existen las condiciones mínimas de atención pública. Súmenle a eso las muertes por Dengue, que tiene una mortalidad MÁS ALTA que el Chikungunya.

En un país “normal”, con un sistema de salud que funcione, la mortalidad del dengue puede estar en 0,1%. Pero en Cuba es MUY SUPERIOR. Y todos sabemos por qué”…  

Enlace:https://www.facebook.com/story.php?story_fbid=10163403114374383&id=755029382&mibextid=wwXIfr&rdid=04fkv643N2GPQSlv#

 Ante semejante alerta y conociendo al doctor tanto en lo personal como en lo profesional, enseguida me puse manos a la obra para, abusando de su escaso tiempo, logré que nos dejara para Nuestra España la siguiente entrevista:

Estimado Dr. Lucio Enríquez Nodarse:

1. ¿Cómo valora la situación epidemiológica en Cuba en este momento?

 La situación epidemiológica en Cuba hoy es catastrófica. No estamos ante un brote puntual, sino ante una SINDEMIA: varias epidemias de arbovirosis solapadas —dengue, Chikungunya y probablemente otros virus— sobre una población agotada, malnutrida y sin acceso real a un sistema sanitario funcional.

Las cifras oficiales no reflejan la realidad: las minimizan, las maquillan o directamente las ocultan. Lo que veo a diario en los resultados de serologías que me envían desde otros países y en los testimonios desde la isla es una transmisión masiva, sostenida y sin control.

2. ¿Causas y cómo se ha llegado a esta emergencia sanitaria?

 Aquí no hay “mala suerte” ni un virus particularmente listo. Hay décadas de abandono, corrupción y decisiones políticas criminales.

Algunas causas concretas:

                • Colapso de la salud pública básica: control vectorial inexistente, fumigaciones simbólicas, basureros a cielo abierto, agua contaminada.

                • Infraestructura destruida: hospitales sin agua corriente, sin aire acondicionado, sin medicamentos esenciales.

                • Pobreza generalizada y mala nutrición crónica: un sistema inmune debilitado es terreno fértil para cualquier virus.

                • Y, sobre todo, una dictadura que prioriza propaganda y control político antes que la vida de la gente.

No es el “embargo”, no son las “sanciones”; es un estilo de gestión que ha destruido el país entero.

3. ¿Qué opinión tiene del papel del régimen cubano ante este escenario?

 El régimen cubano está jugando un papel absolutamente irresponsable y criminal.

Niega, minimiza, manipula cifras, censura a los médicos que hablan, y convierte cualquier epidemia en un tema de “seguridad del Estado”.

En lugar de declarar una emergencia real, pedir ayuda transparente y liberar datos, su prioridad es proteger la imagen de la llamada “potencia médica”, que hace tiempo dejó de existir. Esa obsesión propagandística tiene un precio: vidas humanas.

4. ¿Cómo cataloga el estado actual de la planta hospitalaria, la atención primaria y la especializada?

Lo catalogo sin matices: en ruinas.

                • Planta física: techos que se caen, filtraciones, falta de higiene, plagas dentro de los hospitales.

                • Recursos: faltan medicamentos básicos, jeringuillas, guantes, reactivos de laboratorio, sangre segura… y cuando hay algo, muchas veces se “resuelve” por detrás.

                • Atención primaria: el médico de familia, que fue la joya propagandística del sistema, hoy está desbordado, sin herramientas, muchas veces ausente o de misión.

                • Atención especializada: listas de espera, equipos rotos y falta de especialistas porque muchos han emigrado o están en misiones en el extranjero.

¡Es un sistema que ha colapsado, pero no lo reconocen oficialmente!

5. ¿Influye que el régimen priorice la exportación de personal médico?

 Influye decisivamente.

Cuando tú conviertes al médico en recurso de exportación, la prioridad deja de ser el paciente cubano y pasa a ser la entrada de divisas.

Miles de médicos que deberían estar atendiendo la epidemia en Cuba están trabajando en otros países, muchas veces en condiciones de semi-esclavitud, mientras en la isla faltan especialistas, sobre todo en zonas rurales y provincias periféricas.

6. ¿Qué opinión le merece que los médicos reciban menos del 10% de lo que se paga por ellos?

 Eso no es cooperación internacional, eso es un negocio estatal con mano de obra altamente calificada y mal pagada.

Cuando un país paga, por ejemplo, 5.000 dólares mensuales por un médico y este recibe 300 o 400, el resto va directamente al aparato del Estado.

Esa brecha enorme entre lo que se paga y lo que recibe el profesional es ética y jurídicamente indefendible.

7. ¿Podemos hablar de tráfico humano o trabajo esclavo?

A mi juicio, sí.

Hay elementos claros:

                • Restricción de movimiento

                • Retención del pasaporte

                • Presión política e ideológica

                • Amenazas veladas o directas a la familia si el médico “deserta”

Eso encaja con definiciones modernas de trata de personas y trabajo forzoso. Si eso lo hiciera una empresa privada en otro país, sería un escándalo internacional.

8. Malas praxis por médicos muy jóvenes o estudiantes extranjeros sin formación suficiente

 Lo que está ocurriendo es que el sistema, al perder médicos experimentados por migración y por exportación, llena huecos con personal sin la preparación adecuada: residentes recién graduados, estudiantes extranjeros con una formación deficiente y poca supervisión.

La mala praxis no es solo culpa del individuo, sino de un sistema que los coloca en posiciones para las que no están preparados, sin supervisión, sin recursos diagnósticos, sin protocolos actualizados y bajo una presión brutal de “resolver como sea”.

9. Exportación de servicios y gestión de clínicas en Angola, Venezuela, Qatar, etc.

 Eso muestra cuál es la prioridad real del régimen: obtener divisas.

Mientras en Cuba faltan medicinas, reactivos, camas y médicos, el Estado cubano dedica esfuerzos a gestionar clínicas de lujo para élites extranjeras, jeques y gobiernos aliados.

Esa dualidad —pueblo abandonado vs. Servicios “de excelencia” para terceros países— es la prueba más clara de la hipocresía del discurso oficial.

 10. ¿Le reportan brotes de malaria, viruela del mono u otras enfermedades desde Cuba?

 Mi posición es muy clara:

Yo solo confirmo la circulación de un virus cuando veo una prueba de laboratorio, ya sea PCR en fase aguda o serologías específicas. Sin eso, no doy nada por probado.

Hasta este momento, lo único que he visto de forma objetiva y repetida en cubanos que salen del país y se analizan en sistemas de salud serios son serologías positivas para Chikungunya y Dengue.

Con esa información basta para explicar la mortalidad y la gravedad de la situación actual: no hace falta inventar diagnósticos exóticos para demostrar que miles de cubanos están enfermando y muriendo ahora mismo.

Sobre el resto de lo que circula:

                • Viruela del mono (Monkeypox):

Hay un audio dando vueltas, pero es exactamente el mismo que circuló en la pandemia de COVID. Es confuso, mezcla formas de contagio y no contiene ningún dato verificable. No lo considero una fuente fiable.

                • Virus del Nilo Occidental:

Hay un segundo audio hablando de esto. Personalmente no me lo creo mientras no vea serologías o PCR que lo confirmen. Hasta ahora nadie ha mostrado una sola prueba real.

                • Malaria:

Hasta el momento no he recibido confirmación documental de ningún caso, ni PCR ni gota gruesa ni microscopía verificada.

No dudo que exista, porque todo está servido para que un brote sea posible:

                • Personas entrando a Cuba desde países endémicos, sin control epidemiológico real, al momento de entrar al país.

                • Presencia del Mosquito Anopheles, vector transmisor del paludismo.

                • Un descontrol epidemiológico absoluto dentro del país.

Pero, aun así, hasta que no vea las pruebas de laboratorio, no lo confirmo públicamente. Y si surge, el régimen hará todo lo posible por ocultarlo, como ha hecho con otras enfermedades, porque reconocer un brote de malaria sería admitir el colapso total del sistema de salud.

En resumen:

La realidad comprobada hoy es Dengue + Chikungunya, y con eso ya se explica la gravedad de la tragedia sanitaria actual. Todo lo demás debe ser manejado con rigor y basado en evidencias reales, no en audios anónimos.

 11. ¿El Ministerio de Salud ha pedido ayuda internacional para las arbovirosis?

 No de la manera que correspondería a una verdadera emergencia.

Lo que han buscado son acuerdos opacos, negociaciones puntuales o donaciones que luego usan para propaganda interna, pero no una estrategia honesta de decir:

“Estamos desbordados, necesitamos apoyo técnico, logístico y recursos, y vamos a ser transparentes con los datos”.

Porque para eso hay que reconocer el desastre, y el régimen no está dispuesto a asumir esa responsabilidad.

12. ¿Qué cree de la actividad del sistema ONU, UNICEF y ONG presentes en Cuba?

 Es un tema incómodo, pero hay que decirlo:

Gran parte del sistema ONU y muchas ONG operan en Cuba con un nivel de complacencia preocupante.

Mantienen un discurso diplomático, evitan confrontar al régimen y muchas veces terminan sirviendo de aval a una realidad que no muestran completa.

Sí, hay proyectos puntuales que ayudan, pero mientras no haya exigencia de transparencia, acceso independiente a datos y control del destino real de las ayudas, el impacto será limitado y, en parte, funcional a la propaganda del régimen.

13. ¿Cómo visualiza a corto plazo el impacto de tantos virus en una población malnutrida, estresada y con pobre inmunidad?

 Lo veo como una tormenta perfecta:

                • Más infecciones, más graves y más prolongadas.

                • En personas mayores y crónicos veremos más descompensaciones, más ingresos y más muertes evitables.

                • A largo plazo, una parte de la población quedará con secuelas crónicas: artralgias persistentes por Chikungunya, complicaciones cardiacas, neurológicas, etc.

Sin medidas serias de salud pública, sin mejorar la nutrición ni el acceso a servicios, esto va a dejar una huella sanitaria y social de años, no de meses.

14. ¿Algo más que desee añadir?

 Sí.

Primero, que hablo como médico cubano, exiliado y activista político en contra de la dictadura del PCC, pero también como alguien que escucha a diario el sufrimiento de la gente de la isla.

Y segundo, que la solución no es solo médica. Puedes mandar mosquiteros, insecticidas y medicamentos, pero si el sistema político que ha producido esta catástrofe sigue intacto, las epidemias se repetirán una y otra vez.

La salud pública en Cuba no se va a recuperar con más consignas ni con informes maquillados, sino con libertad, instituciones serias, transparencia y respeto real por la vida de las personas.

 En otro orden de cosas y a propósito de la grave situación de salud que se padece en  la isla el reconocido doctor adiciona:

… “La Escuela Cubana de Medicina siempre ha estigmatizado el uso de corticoides, siempre los ha tratado como si fueran un medicamento “tabú”. Décadas de miedo, atraso y desactualización han convertido a un fármaco útil en un demonio imaginario. Cuando uno aprende a usarlos bien entiende su verdadero valor: reducen inflamación, alivian dolor, previenen complicaciones… pero claro, para eso hay que saber utilizarlos. Y ahí es donde fallan muchos.

Por miedos, desconocimiento o pura inseguridad profesional, se dejan de indicar incluso cuando están claramente justificados. Todavía hay médicos que no saben que no hace falta bajar la dosis escalonadamente cuando el tratamiento es menor de 10 días. Eso no es opinión: eso es farmacología básica, actualizada.

¡Actualizarse salva vidas. Quedarse congelado en mitos, no!”

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