El Secretario General de la ONU, António Guterres, ha condenado en los términos más enérgicos los ataques aéreos perpetrados por Israel en Doha, la capital de Qatar, calificándolos como una «flagrante violación de la soberanía y la integridad territorial» del emirato. La ofensiva, sin precedentes en territorio qatarí, tenía como objetivo a altos mandos de Hamás.
Este martes, la comunidad internacional ha sido testigo de una escalada significativa en el conflicto de Oriente Próximo. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron haber ejecutado un «ataque de precisión» contra líderes del grupo islamista Hamás que residen en Doha, ciudad que ha servido como centro neurálgico para las negociaciones de alto el fuego.
La reacción desde la cúpula de las Naciones Unidas no se hizo esperar. En declaraciones a la prensa, el Secretario General António Guterres expresó su profunda preocupación por la acción militar israelí.
«Condeno esta flagrante violación de la soberanía y de la integridad territorial de Qatar», afirmó Guterres.
El máximo responsable de la ONU subrayó el papel crucial que Qatar ha desempeñado como mediador en el conflicto, facilitando el diálogo en busca de una tregua y la liberación de rehenes. «Acabamos de enterarnos de los ataques de Israel en Qatar, un país que ha jugado un papel muy positivo en busca de un cese el fuego», añadió.
Por su parte, el gobierno israelí, a través de la oficina del Primer Ministro Benjamín Netanyahu, ha asumido la «plena responsabilidad» de la operación, describiéndola como una acción «totalmente independiente» iniciada y dirigida por Israel. Según informes, el ataque fue notificado previamente a los Estados Unidos.
El Ministerio de Exteriores de Qatar ha respondido con una enérgica condena, calificando el bombardeo de «cobarde ataque» y anunciando el inicio de una investigación «al más alto nivel». Las autoridades qataríes han asegurado que el ataque constituye «una grave amenaza para la seguridad de los cataríes y sus residentes».
Este ataque sin precedentes en Doha representa un nuevo y peligroso capítulo en la región, suscitando serias dudas sobre el futuro de los esfuerzos diplomáticos para alcanzar una paz duradera.