En un nuevo golpe de teatro, Pedro Sánchez anuncia casi 30.000 euros para alquilar con opción a compra en viviendas «protegidas» y 10.800 euros para compras rurales, todo envuelto en el «Plan Estatal de Vivienda 2026-2030» que promete triplicar transferencias a autonomías si «echan el resto«. Pero esto no es salvación, es una tomadura de pelo sensacionalista para ocultar siete años de fracaso intervencionista, donde los precios han subido más de un 50%, dejando a los jóvenes en zulos de 6 metros cuadrados a precio de ático. El seguro de impago de alquiler, pactado con Junts y olvidado en el cajón, ahora «entra en vigor este periodo de sesiones», como si las promesas socialistas no acabaran en humo.
El debate real clama por liberar suelo y bajar impuestos en vez de «protecciones permanentes» que ahogan el mercado. Alberto Núñez Feijóo acusa a Sánchez de «dividir de forma constante» con leyes tóxicas, mientras anuncia un plan del PP enfocado en oferta masiva. En Andalucía, Juanma Moreno lo tilda de «fuego de artificio«, y en X la indignación estalla: «Sánchez demoniza al propietario, abraza al okupa y desprecia a los jóvenes«, o «Las políticas de Sánchez son una condena para los que buscan emanciparse«. Las 184.000 viviendas prometidas se evaporaron, y los 7.000 millones huelen a chantaje al PP.
Sánchez presume de PIB por encima del 2,6% en 2025, pero Bankinter lo rebaja a 2,3%, BBVA a 2,5% y Funcas advierte riesgos. ¿Subvenciones eternas o libertad de mercado? El PP y Vox optan por lo segundo, con el Aval Joven en Murcia salvando cientos, mientras los jóvenes emigran y el Gobierno mira al vacío. ¡Despierten, España: la vivienda exige reformas, no cheques posicionales!