Sánchez: el precio de la supervivencia a costa de la unidad nacional

Escrito el 02/12/2025
Equipo NE

Pedro Sánchez parece dispuesto a todo para blindar a su entorno familiar y mantener el poder. Esto incluye concesiones a separatistas como Carles Puigdemont. Las recientes declaraciones del presidente no solo confirman un patrón de cesiones interminables a Junts, sino que revelan una estrategia para manipular el sistema judicial. ¿Es esto gobernar para España o un acto de supervivencia?

La visión crítica de Albert Rivera

Albert Rivera, exlíder de Ciudadanos, ha criticado duramente a Sánchez. En una entrevista televisiva, Rivera afirmó estar convencido de que el presidente no convocará elecciones, no por temor a perderlas, sino porque el poder es su «única salvación» personal. «Sánchez va a aguantar lo que sea para salvar a la familia», comentó Rivera, según el artículo de ABC.

Maniobras judiciales para proteger al entorno familiar

El PSOE planea nombrar senador a Miguel Ángel Gallardo, líder socialista extremeño, para aforarlo y trasladar su juicio al Tribunal Supremo. Esto evitaría el proceso en la Audiencia de Badajoz. Según The Objective, «desde el mismo momento en que es elegido ya está aforado», lo que podría suspender el caso y elevarlo a Madrid, con «mayor expectativa de absolución».

Este movimiento, ligado al hermano de Sánchez, David Sánchez, genera sospechas de interferencia judicial. El PP ha acusado al Gobierno de «moverse en el fango» de la corrupción, recordando casos como el de Begoña Gómez, según sesiones del Congreso reseñadas en ABC. ¿Por qué Extremadura debe sufrir por los enredos de Madrid? Esta táctica demuestra que el presidente prioriza la «salvación familiar» sobre la igualdad ante la ley.

Concesiones a los independentistas para sobrevivir

Sánchez ha declarado estar «dispuesto a reunirse con Puigdemont» si se retoma la relación con Junts. En una entrevista en ‘Cafè d’idees’, defendió que sería «coherente con la agenda de normalización de Cataluña», posiblemente en Bruselas o España tras la amnistía.

Para contentar a Junts, anuncia un decreto con «nuevas medidas», como flexibilizar inversiones en ayuntamientos –beneficiando a Cataluña– y ampliar plazos fiscales. Admite «incumplimientos» y se compromete a «revertir la situación».

Junts responde con escepticismo: «El infierno está empedrado de buenas intenciones» «Gato escaldado con agua fría tiene suficiente» «Hechos y no palabras», como recoge @AquiCatalunya en X. Ver post directo: https://x.com/AquiCatalunya/status/1995776550566764960.

Estas cesiones fracturan España y hacen plantearse ¿vale sacrificar la soberanía nacional por votos separatistas? Sánchez defiende los pactos de Bruselas como «hoja de ruta válida», pero ignora que esto alimenta el victimismo catalán mientras otras regiones quedan relegadas.

Sospechas de corrupción y distanciamiento

Sánchez marca distancias con Ábalos, llamándolo «un gran desconocido» personal, y niega amenazas. ¿Ingenuidad o encubrimiento?

Las maniobras de Sánchez para blindar a su entorno y mendigar el apoyo de Junts no son más que parches en un Gobierno tambaleante, donde el poder personal prima sobre el bien común. El futuro es un enigma cargado de riesgos: ¿Aceptará Junts estas nuevas medidas o exigirá más? ¿Logrará el aforamiento de Gallardo frenar las investigaciones, o precipitará un escándalo mayor en el Supremo? ¿Convocará Sánchez elecciones si el chantaje separatista se intensifica, o veremos una crisis gubernamental que fracture aún más la nación? Estas preguntas dejan en el aire si España resistirá esta erosión constante de su unidad, o si el próximo movimiento de Sánchez sellará un declive irreversible.