Junts per Catalunya ha rechazado rotundamente los intentos de reconciliación de Pedro Sánchez, dejando claro que no bastan las promesas ni los gestos vacíos para recomponer una alianza rota por incumplimientos sistemáticos. Esta postura inflexible no solo bloquea la legislatura, sino que revela la fragilidad de un Ejecutivo dependiente de separatistas que priorizan sus agendas particulares sobre el interés nacional. Pero, ¿es esto mera táctica negociadora o un signo de desesperación interna en Junts?
El rechazo firme de Junts: palabras que pesan más que acciones
La portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, ha sido tajante en su rueda de prensa: «No hay negociaciones ni conversaciones con el partido socialista a día de hoy», afirmó, subrayando que la ruptura es «irreversible» hasta que se cumplan todos los acuerdos pendientes. Según reporta El País, Nogueras emplazó a Sánchez a «concretar sus intenciones con hechos», añadiendo: «Hay tiempo para negociar, hay tiempo para cumplir y hay tiempo para tomar decisiones. Nosotros hemos negociado, hemos cumplido y hemos tomado decisiones. A partir de ahora quién debe tomar decisiones es el PSOE».
Esta respuesta llega tras el anuncio de Sánchez de un paquete de medidas, como la flexibilización de inversiones locales y ayudas a propietarios, que el presidente presentó como un reconocimiento de «incumplimientos». Sin embargo, Junts lo califica de «muy flojo» e insuficiente. En palabras de Nogueras, citadas por Europa Press: «Estamos donde estábamos la semana pasada», insistiendo en que el PSOE ha «bloqueado la legislatura con sus incumplimientos».
Nogueras enumeró diez condiciones clave no cumplidas, entre ellas la aplicación total de la amnistía para permitir el regreso de Carles Puigdemont, la oficialidad del catalán en la UE y la transferencia de competencias en inmigración. Aquí surge la duda: ¿está Junts defendiendo principios independentistas o simplemente extorsionando al Gobierno para ganar tiempo y posiciones en Cataluña?
La desesperación de Junts
No es casualidad esta rigidez. Junts enfrenta una crisis electoral en Cataluña, donde las encuestas muestran un declive alarmante. Según el último barómetro del CEO (el ‘CIS catalán’), publicado el 24 de noviembre de 2025, Junts empataría con Aliança Catalana en la tercera posición, perdiendo entre 15 y 16 escaños, mientras que la formación de Sílvia Orriols subiría de 2 a 19-20 diputados. El PSC mantendría el liderazgo con 38-40 escaños, y ERC recuperaría terreno.
Este «terremoto político», ha dejado a Junts en «shock», con sus bases avalando la ruptura con el PSOE por un 87% para evitar fortalecer a rivales como Aliança Catalana de cara a las municipales de 2027. Otras fuentes, confirman que Aliança Catalana «igualaría a Junts como tercera fuerza», robando votos independentistas descontentos.
En este contexto, aliarse con Aliança Catalana parece una opción remota, pero las encuestas indican que Junts pierde terreno precisamente ante esta competencia. Como argumenta Público, si se celebraran elecciones hoy, «el PSC se mantendría como el partido hegemónico», dejando a Junts sin margen para flexibilidades que parezcan debilidad. ¿No demuestra esto que los separatistas usan el Congreso como palanca para sus batallas locales, en detrimento de la estabilidad nacional?
Un Gobierno rehén de separatistas en declive
Este episodio expone la debilidad estructural del sanchismo, un Gobierno que se arrodilla ante exigencias independentistas para sobrevivir, ignorando que tales concesiones erosionan la unidad de España. Sánchez ofrece «gestos» como real decretos, pero Junts demanda «hechos» que incluyen privilegios fiscales y lingüísticos que discriminan al resto de regiones. Esto no es diálogo; es chantaje. ¿hasta cuándo permitiremos que un puñado de diputados catalanes paralice el país? Mientras la izquierda ve negociación, lo que nosotros vemos es capitulación. Es hora de priorizar la Constitución sobre pactos oportunistas.