Condenado #García #Ortiz por el Supremo, la situación política va aclarándose, también la situación en los medios generalistas. A medida que la corrupción sanchista va quedando en evidencia de manera monstruosa, el famoso equipo de “opinión sincronizada” tiene que ir elevando el tono para mantener la única narrativa que les queda, la de la ofensiva franquista contra los apóstoles del progreso y la democracia.
Intxaurrondo, Fortes, Ruiz y su novia Santaolalla, Cintora, Escolar, la tribu de El Plural y demás fauna y flora están disparando su última munición. Si una sentencia del Tribunal Supremo es un golpe de Estado (blando o duro, pero golpe al fin y al cabo) es que la apuesta por la tiranía es ya total. Cualquier cosa que provoque la menor dificultad al Amado Líder es poco menos que alta traición y una muestra de fascismo galopante. Ni siquiera han podido leer la sentencia y han salido todos en tromba a cacarear las consignas, ya sin frenos, ya sin mesura. Desde siempre, cada medio ha tenido su línea editorial, más o menos explícita, pero esto es algo completamente distinto. ¿Qué no dirán estás gárgolas del inframundo si el hermano o la mujer de Sánchez son condenados? Se están quedando sin adjetivos, sin margen para la maniobra retórica.
Lo que no se entiende es cual es su propuesta. ¿Ningún miembro del ecosistema PSOE puede ser llevado ante un juez? ¿El hecho mismo de que puedan ser sometidos a escrutinio judicial es fascista? ¿La mera idea de que un socialista pueda haber incumplido la ley? Dijeron que no pactarían con Bildu y lo hicieron, dijeron que no llevarían a Podemos al Gobierno y lo hicieron, dijeron que no pactarían con los independentistas catalanes y lo hicieron, dijeron que no firmarían indultos ni amnistías y lo hicieron – pero con eso sólo estaban empezando. Fue tanto el pecado original que el latrocinio posterior ya les pilló con el pudor aflojado y ahora solo pueden huir hacia adelante, con furia febril, llamando franquista a todo aquel que se interponga en su camino.
Óscar López compareció en la cadena SER diciendo que García Ortiz era inocente “diga lo que diga el Supremo” y que había sido condenado sin pruebas. Un ministro en ejercicio. Ya sólo les queda una baza que jugar, en medio de la tempestad fecal que han creado: la narrativa de los jueces fachas. Pero las narrativas, como el amor de Julio Iglesias, se gastan de tanto usarlas. Más allá ya sólo queda la conspiración política cruda y desnuda, sin miramientos. Las caretas están cayendo.

