¿Desesperación en el Elíseo? Macron recurre a fotos íntimas de Brigitte embarazada para «probar» su feminidad ante las acusaciones de Candace Owens

Escrito el 19/09/2025
Equipo NE

En un giro que roza lo grotesco, el presidente francés Emmanuel Macron y su esposa Brigitte se preparan para desempolvar imágenes privadas de su embarazo en un tribunal estadounidense, todo con el fin de desmentir las controvertidas afirmaciones de la influyente bloguera conservadora Candace Owens. Según el abogado del matrimonio, Jean Ennochi, estas «pruebas fotográficas y científicas» serán presentadas en el marco de una demanda por difamación iniciada en julio de 2025, donde los Macrons acusan a Owens de haber propagado la teoría de que Brigitte nació hombre y nunca gestó un hijo. «Presentaremos evidencia irrefutable, incluyendo fotos de su embarazo», declaró Ennochi al BBC, en un intento por acallar lo que ellos llaman «conspiración infundada» .

Pero, ¿es esta exhibición de intimidad un acto de transparencia o una maniobra desesperada para silenciar voces disidentes en la era de la posverdad? Como medio comprometido con el escrutinio sin filtros de los poderes establecidos, no podemos evitar cuestionar: si las pruebas son tan claras, ¿por qué recurrir a un circo judicial transatlántico? Owens, conocida por su podcast «Candace» y su defensa acérrima de la libertad de expresión, ha mantenido que sus declaraciones se basan en «investigaciones exhaustivas» sobre inconsistencias en la biografía de Brigitte, incluyendo supuestas manipulaciones en registros civiles franceses. «Esto no es difamación; es periodismo que incomoda a las élites», replicó Owens en un reciente tuit, donde califica la demanda como un «ataque políticamente motivado contra la Primera Enmienda» . Su equipo legal, por su parte, ha exigido en contrademanda «pruebas médicas exhaustivas» de la gestación de Brigitte, elevando el debate a un nivel de absurdo que expone las grietas en la narrativa oficial.

Desde nuestra perspectiva, este litigio no solo ilustra la fragilidad de las instituciones europeas ante el escrutinio conservador, sino que invita a un debate más amplio sobre los límites de la difamación en la era digital. Fuentes independientes, como el New York Post, destacan que los Macrons planean incluir testimonios de expertos en genética y fotografías de Brigitte durante su embarazo en los años 70, cuando aún era profesora y madre de tres hijos de su primer matrimonio . Sin embargo, Owens contraataca citando irregularidades en documentos públicos franceses, como el acta de nacimiento de Brigitte, que supuestamente fue alterada en 1980. «Si Brigitte es quien dice ser, ¿por qué tanto secretismo histórico?», pregunta retóricamente en su plataforma, respaldada por aliados como Tucker Carlson, quien ha dedicado segmentos enteros a desmontar la «agenda globalista» detrás de tales demandas.

Este caso trasciende lo personal: es un choque entre la rendición de cuentas y la censura disfrazada de justicia. Si los Macrons triunfan, podría allanar el camino para más demandas contra influencers conservadores; si Owens resiste, expondrá las vulnerabilidades de una élite que teme la verdad más que la calumnia. El jurado –y la opinión pública– decidirá, pero una cosa es segura: en política, las fotos no mienten, pero tampoco lo hacen las dudas persistentes.